Hierbas medicinales o fitoterapia:

La Fitoterapia se define como la utilización de las plantas, o partes de ellas, con fines curativos. Se sabe que ya el hombre Prehistórico conocía las plantas, flores y hierbas por su valor terapéutico y las utilizaba para sanar sus dolencias. En el año 3000 a.d.c. los sumerios grabaron en tablillas de arcilla todos sus conocimientos sobre las propiedades curativas de las plantas. Es así como empiezan las primeras recopilaciones sobre fitoterapia.
Durante mucho tiempo, el poder curativo de las plantas ha sido considerado como parte de las creencias populares, y no se ha tenido en cuenta.

Las plantas medicinales poseen lo que se llama PRINCIPIO ACTIVO, que es toda sustancia que tiene actividad farmacológica.

En la fitoterapia se pueden utilizar diferentes órganos de una planta como la raíz, rizoma, tallo, hojas, fruto, flores o la semilla. También se usan tejidos como el corcho y la madera o las gomas o resinas obtenidas por incisiones realizadas en las plantas.

La acción medicinal de las hierbas depende, además de los aceites volátiles, de la presencia de compuestos de nitrógenos que son los alcaloides.
Actualmente, en nuestra sociedad se abusa de los fármacos, con las consiguientes consecuencias derivadas de sus efectos secundarios, de las interacciones entre medicamentos y de su mal uso.

La tendencia es optar por una medicina más orientada a la utilización de agentes naturales. Más respetuosa con el ser humano y que pueda ser utilizada con fines preventivos. Una medicina que entiende la salud como una consecuencia del mantenimiento y mejora en la calidad de vida.

¿Para qué sirve la fitoterapia o hierbas medicinales?

Las Hierbas medicinales cumplen una función desintoxicativa y depurativa para sanar y armonizar los órganos del cuerpo riñones, hígado, colon e intestinos, venas, arterias, hormonas, regular sistema nervioso, etc.

Estas sirven para:

  • Desintoxicar y deshinchar el organismo
  • Sanar infecciones urinarias y diminuir la retención de líquidos
  • Aliviar; gastritis, hinchazón abdominal, colon
  • Disminuir ansiedad ayudando a bajar de peso
  • Hidratar y aumentar el metabolismo basal

La preparación de estas plantas medicinales es muy variado:

Infusión o Té: Se vierte el agua hirviendo sobre la hierba fresca o seca y se tapa. Dejar reposar de 10 a 15 minutos y colar. Se tomará caliente o fria.

Maceración: Técnica usada en la plantas mucilaginosas o emolientes, o para obtener sustancias sensibles al calor. Se deja la planta a remojo durante toda la noche u ocho horas, a veces durante varios días, dependiendo de la planta, se cuela estrujando bien la planta.

Decocción: Este método se usa sobre todo cuando se usan partes duras de la planta, como las raíces, cortezas, semillas, maderas, tallos. No debe usarse si la planta contiene aceites volátiles.

Se pone la planta con agua fría, se hierve 10 minutos, se filtra. Echar un poco más de agua para compensar lo que se pierde con la ebullición.

Tintura Madre: Son maceraciones de plantas frescas o secas en alcohol a partes iguales, o una parte de la planta y 5 de alcohol, o una de la planta y 20 de alcohol. Se guarda en un frasco oscuro, fresco durante un año. También se puede dejar la mezcla en reposo.

  • El alcohol ha de ser puro, no desnaturalizado, es decir de 95 grados.
  • Para tomarla se diluyen en agua, administrarla antes de comer.
  • Lógicamente las tinturas no deben ser consumidas por niños.

Extracto: Se hace para obtener un concentrado de principios activos. Existen extractos secos y líquidos. Los secos se usan para elaborar pastillas, pastas.

Es la preparación de una planta que se disuelve normalmente con agua, se realiza una evaporación del líquido excedente, o se hacen extracciones repetidas del mismo líquido hasta que se obtiene la concentración precisa. En los extractos sólidos o secos se hace una evaporación total del extracto o tintura.

En los extractos se pueden producir pérdidas de aceites volátiles.

Su fuerza se establece como que un gramo de la hierba seca equivale a1 centímetro cúbico del líquido (extracto).

Los comerciantes de extracto suelen añadir aceites esenciales de las plantas para conseguir el máximo de actividad terapéutica. Se suelen mezclar con glicerina para ser administrados por vía oral.

Zumo: Se exprimen los frutos frescos de la planta elegida o la planta misma.

Jarabe: Es muy útil para dar plantas a los niños, cuando queremos tener preparado en el menor tiempo posible una medicina, o si la planta tiene muy mal sabor. Hacerlo siempre con azúcar moreno, es mucho más alimenticia y sana que la blanca. No es aconsejable usar con frecuencia cuando hay exceso de peso o diabetes. Primero se echa encima de la planta agua caliente, por ejemplo, para 60 gramos de la planta seca añadir 750 ml de agua hirviendo, dejar enfriar durante dos o tres horas, se cuela exprimiendo fuertemente y se hierve con 500 gramos de azúcar morena, hasta que al levantar la cuchara quede una hebra en forma de hilo, que no se corta. Se apaga y se guarda en un bote de cristal en el frigorífico, así durará varios meses sin problemas ya que el azúcar es un buen conservante.

Los jarabes no son aconsejables si queremos fines expectorantes o emolientes (suavizantes).

Cataplasmas: Se aplica tanto a las partes duras como a las partes blandas. La base de las Cataplasmas es la harina o chuño, a las cuales se agrega un macerado de las hojas o corteza. Se mezclan las partes con agua para obtener una pasta uniforme y se pone al fuego en un recipiente resistente al calor, moviendo la mezcla constantemente.

Luego se extiende una capa uniforme de la mezcla sobre un paño limpio (pañal) y se cubre con una gasa delgada. Una vez que ha perdido suficiente calor para no quemar la piel, se aplica caliente sobre el cuerpo sobre la zona afectada. Se sustituye cuando ha perdido el calor por otra nueva.