COMER EN FAMILIA, DORMIR BIEN Y VER POCA TV EVITAN LA OBESIDAD INFANTIL

Cumplir las tres rutinas reduce en un 40% la posibilidad de sufrir este mal. Los hábitos se adquieren en la niñez, dicen los expertos, por eso es clave marcar las pautas a esa edad.

Un niño que duerme diez horas y media o más, cena más de cinco noches semanales junto a su familia y pasa menos de dos horas al día frente a una pantalla, tiene 40% menos probabilidades de ser obeso que un niño que no cumple con ninguna de estas variables.
Ésta fue la conclusión de un estudio realizado por científicos de la Universidad Estatal de Ohio y de la Universidad de Temple, Estados Unidos, y que acaba de ser publicado en la revista Pediatrics.
Según la investigación, realizada a nivel nacional con 8.550 niños de cuatro años, cada actividad por separado está asociada a una disminución en la prevalencia de obesidad. "Las rutinas son protectoras incluso entre grupos que típicamente tienen alto riesgo de sufrir obesidad", explicó Sarah Anderson, encargada del estudio.
Los expertos chilenos coinciden con estos resultados. Dormir lo necesario y cenar en familia ayuda a disminuir la ansiedad, uno de los grandes culpables de comer en exceso. "El contexto familiar le permite al niño ver la alimentación como parte de una actividad social y no como un aliviador de la ansiedad".
Por su parte, para el doctor Francisco Moraga, vicepresidente de la Sociedad Chilena de Pediatría, sentarse juntos a la mesa es primordial: "La formación de hábitos se establece en el período preescolar -hasta los 5 a 7 años-, entonces crear hábitos de alimentación saludable lo va a proteger y, mejor aún, es probable que cuando adulto lo replique con sus propios hijos. Además, es importante recordar que los niños, en general, no son gorditos por consumir más, sino por comer mal y fuera de horario", precisa.
El médico agrega que comer acompañados implica regularizar un horario, "por eso en la consulta siempre recomendamos que los papás coman, al menos durante los fines de semana, junto a sus hijos".

Sobre las horas de sueño, el doctor Moraga es claro. "Son fundamentales. Un niño preescolar necesitar dormir entre 10 y 11 horas cada noche. El organismo necesita este número de horas para funcionar de una manera adecuada y esto evita, como se ha demostrado en otros estudios, que tenga mayor tendencia a ser obeso en la adultez".
En el tema de pasar mucho tiempo sentado frente a una pantalla, la televisión y los videojuegos propician el sedentarismo y la ingesta de alimentos calóricos.
A pesar de lo importante de estas rutinas no se puede olvidar el fuerte componente genético de la obesidad: "Un niño que no tiene ningún padre obeso tiene 20% de posibilidades de ser obeso. Para el que tiene un padre la cifra sube al 40%, y con los dos papás las probabilidades llegan al 80%".
Más que kilos extra.


¿Por qué es tan importante luchar contra la obesidad infantil? "Después de los 7 años, corregir la obesidad es casi imposible. Entonces se condena al niño a ser un adulto con discapacidades por nuestra incapacidad como adultos para guiarlo en su alimentación"
Debido a una sobrecarga de peso en un esqueleto inmaduro, de manera precoz el niño obeso puede sufrir problemas ortopédicos, a las rodillas, caderas y columna, así como pie plano.
Luego vendrán los problemas de autoestima debido a los sobrenombres, las burlas y al hecho de sentirse diferente a sus compañeros. "El trastorno de autoestima se relaciona también con un menor desarrollo escolar, ya que el niño no quiere ir al colegio", recuerda Moraga
Y añade: "Pero aún hay más consecuencias de sufrir obesidad infantil. Está la grasa visceral, que se acumula dentro del organismo y produce daños en los órganos, impidiendo que el corazón, el riñón, el páncreas y el cerebro se desarrollen en forma adecuada. Esto produce diabetes, infartos, alzheimer precoz, entre otros males. Por eso es una enfermedad tan complicada que hay que combatir", admite el experto.

Escolares sin comida chatarra

El presidente Barack Obama ha tomado cartas en el asunto para frenar la epidemia de obesidad que se expande en los colegios estadounidenses. Pronto se implementará una legislación que prohíbe los dulces y las bebidas azucaradas en las escuelas, e incluso se le exigirá a los centros educativos contar con alternativas saludables. Según dijo el Secretario de Agricultura al Times, las máquinas expendedoras de golosinas ofrecerán estos contenidos.